Sentada en la sala de espera , miraba
al suelo, porque no quería ver nada más.
Supongo que todos los estímulos
exteriores eran demasiado.
A su alrededor dos ancianos cogidos de
la mano , dos adultos jugando al móvil entre ellos , una embarazada
y un padre con su hijo.
Se preguntaba que había hecho mal para
que toda esa gente tuviera una vida hecha , plena , completa , y ella
siguiera inmersa en sus propias dudas , a la deriva, sin saber muy
bien como salir de ahí , o si seguía teniendo las fuerzas
suficientes para intentarlo.
Así había sido siempre , remar y
remar, no concebía otra opción que seguir luchando y seguir hacia
delante. Sólo que a veces le gustaría que el universo fuera más
amable y le recompensara el esfuerzo.
En su cabeza sonaba demasiado egoísta
, pero de un tiempo a esta parte había empezado a creer que
preocuparse por uno mismo , sin dejar de preocuparse por los demás,
no era ser egoísta , era quererse a uno mismo. Aunque la mayoría
del tiempo ella no se quisiera demasiado.