martes, 12 de febrero de 2013

Uno de los dos tiene que serlo


- Todo pasará - susurró mientras me abrazaba.
- Como eres tan fuerte? -
- Uno de los dos tiene que serlo -
Apreté mis brazos al rededor de su cuerpo y enterré mi cara en su pecho. Podía oír su corazón, no tan impasible como él parecía.
- Te quiero, lo sabes - añadió
Era desalentador notar como el hueco de mi garganta se estrechaba cada vez que quería contestarle a eso.
- Y ahora tengo que irme -

Lo único que podía hacer era cerrar los ojos con fuerza y abrazarlo. Para que sintiera lo que yo no podía decir.

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