El apellido de la placa que colgaba de la puerta me era raramente familiar. Pero no conseguía ubicarlo.
La persona que me había citado allí no me hizo esperar demasiado.
- señorita -
- señor -
Evidentemente el apellido me sonaba. Recordaba su cara de las fotografías de la casa de Layne.
- supongo que entenderá que lo de la audición simplemente era una forma de traerla hasta aquí -
- supongo, pero no entiendo el motivo -
- debe arreglar esto -
- disculpe? -
- no se que le has hecho a mi hijo, pero arreglalo - comenzaba a perder las formas.
- disculpe señor Wolters, pero no tengo ni idea de lo que me esta hablando -
- necesito al Layne ingenioso, apasionado, el que conseguía llevarlo todo a su terreno, incluso con su rebeldía -
- no se que tengo que ver yo en todo eso -
- no se que ha sucedido entre vosotros, pero desde hace unos meses ya no es él, y rehuye regresar aquí... cuando antes peleaba por volver a verte -
- no puedo cambiar las decisiones de su hijo -
- creeme, soy la última persona que deseaba que estuvierais juntos...pero necesito a mi hijo de vuelta. Y me moleste o no tu influyes demasiado en su vida -
- usted mejor que nadie debería saber que todo lo que su hijo lleva dentro es amor hacia la música, es su pasión. Al igual que su madre -
Uyy, que la cosa se complica...
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